Bakhita es una mujer negra que siendo muy joven fue secuestrada por unos traficantes de esclavos. Un diplomático italiano la compró y se la llevó con él a Italia, con el fin de liberarla y que no fuese una esclava.
En Italia fue acogida en un convento, en el cual vivió hasta su muerte. Su historia hizo que en el año 2000 fuese canonizada por el Papa, por lo que Bakhita entró a formar parte de los santos de la Iglesia.
Ella era de Darfur, pero lo cierto es que nadie había caído en la cuenta. Eso cambia cuando en ese país estalla un conflicto armado, tres años después de que Bakhita fuese canonizada por la Iglesia.
Desde ese momento, los lugareños empezaron a rezarle para que los protegiera y la guerra terminase. Así, esta mujer desconocida se convirtió en alguien imprescindible para los católicos de Sudán del Sur, la parte del país en donde hay más católicos.…